martes, 15 de junio de 2010

EXPOSICIÓN: “COLECTIVO GITANO”
18/05/2010 por Natividad Martínez, Verónica Martín, Miriam Morales y José Luis Gullón
En este caso, el grupo se esforzó en traernos una visión renovada del colectivo gitano, mostrándonos las otras cualidades que, como cualquier grupo humano, poseen. Me gustaría destacar la gran cantidad de entidades a las cuales acudieron para traernos toda la información que precisábamos, pero lo que más me llamó la atención fue el vídeo que el propio grupo había realizado con niños gitanos que resultó de lo más ameno y singular. Con respecto a este soporte me gustaría decir que se observaban varios niños con algunas conductas que, socialmente, no eran las más adecuadas. Este hecho despertó en mí una duda: ¿se comportan así por el contexto o por imitación de unos patrones culturales determinados?
Personalmente opino que la respuesta a la anterior pregunta puede ir en varias direcciones:
· El contexto influye, en este caso, de manera negativa sobre el desarrollo social del niño, proveyéndole de conductas no aceptadas por el resto de la sociedad.
· Por otro lado, se ha producido una interiorización inconsciente del patrón de conducta que observan en las personas que les rodean.
Al considerar estas hipótesis siempre se suele producir en mí una misma reacción: la posible intervención que como educadores sociales podríamos realizar.
No es cuestión de cambiar los patrones o normas culturales que como gitanos poseen pues su cultura no hace más que enriquecer nuestro patrimonio. Sin embargo, existen muchas partes de la sociedad que, con respecto al tema, consideran que lo mejor es educarles según los patrones de la normalidad de la sociedad. Por ello, nosotros como educadores debemos “acercar”, si es posible, ambas perspectivas, pues debemos lograr integrar plenamente a los gitanos en la sociedad brindándoles todos los recursos que como ciudadanos deben poseer, sin dejar de lado su cultura. Se trataría de un proceso de integración aunque no de desvinculación con su origen. Es una posibilidad intermedia de acercar posiciones. Y para todo ello, debemos empezar por lo más pequeños, como los que aparecen el vídeo. Sin más, pasamos a analizar la siguiente noticia.
miércoles 29 de julio de 2009
Un chiringuito de Almería cobraba por entrar a personas gitanas
La Junta de Andalucía lo ha clausurado cautelarmente.
Prácticas de racismo o cuando menos de discriminación a la etnia gitana, es lo que se desprende del cierro del chiringuito de playa “Garfield”, clausurado por la Junta de Andalucía al existir denuncias contra éste. El establecimiento ubicado en la playa del municipio almeriense de Adra, cerró ayer sus puertas al ordenar su clausura la administración autonómica por una denuncia por discriminación racial que data del 4 de junio. El local permanecerá cerrado cautelarmente hasta que resuelvan las circunstancias que motivaron su clausura
Todo comenzó en Mayo pasado cuando un grupo de personas de etnia gitana, expuso ante un colectivo cultural que trabaja por la integración social y la convivencia que se le había prohibido el paso al chiringuito. Más grave aún resulta la queja expresada también a esta Asociación, El Callí Abderitano, en el sentido de que otras veces para poder acceder a este chiringuito se les había puesto como condición el pago de una entrada, algo inaudito en los chiringuitos de playa. En concreto, personas de etnia gitana se vieron obligados a abonar 20 euros, frente al resto de clientes, que como es normal, entraban gratis.
9 reclamaciones
La Asociación Cultural “El Callí Abderitano, para corroborar la verosimilitud de las denuncias formuladas, envió a dos miembros de su colectivo a comprobarlo “per se” e interpusieron nueve reclamaciones administrativas y una penal. Para Juan Torres, presidente de la Federación Andaluza de Gitanos de Almería, situaciones similares se vienen repitiendo en otros pueblos de la provincia".

Reflexión personal
Una vez leído el artículo, concluyo que toda la teoría de integración que había diseñado con anterioridad se queda en simple utopía al comprobar la realidad.
El concepto que sobre las personas de etnia gitana pesa en la sociedad no es el de “ciudadanos de pleno derecho” pues nos encargamos de recordárselo continuamente con acciones como la anterior por muy integrados que se encuentren.
Analizando bien la situación desde una concepción meramente economicista, si se trata de personas que actúan como consumidores, por tanto favoreciendo el empleo, es indignante que tengan que sufrir este tipo de racismos. No estamos ante un conflicto social, sino ante meras personas que pretenden ejercer su derecho a la libertad de circulación entrando, como lo haría cualquiera de nosotros, en un recinto que está abierto y dispuesto para el público.
Mientras existan acciones como esta y no se trabaje activamente sobre ellas no lograremos avanzar y siempre habrá “guetos” como las tres mil viviendas.

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