martes, 15 de junio de 2010

EXPOSICIÓN: "MENORES EN DESAMPARO"


16/03/2010 por Beatriz Cruz Garrote y Rocío Gómez Lamarca

Es aconsejable, antes de emprender cualquier tipo de reflexión o crítica, entender de una manera clara y concisa los conceptos que se van a utilizar para el desarrollo de la misma. Por ello, previo análisis del tema, dejaremos claro el concepto más importante dentro de este tema. A continuación, se encuentra la definición de maltrato que nos apuntaron nuestras compañeras en clase durante la exposición:
“Acción, omisión trato negligente, no accidental, que priva al niño de sus derechos y su bienestar, que amenaza o interfiere su ordenado desarrollo físico, psíquico o social y cuyos autores pueden ser personas, instituciones, o la sociedad en general” Observatorio de la Infancia.
Como es de apreciar, nos encontramos ante una definición que engloba todos los tipos de maltrato, por lo que podemos decir que es bastante completa, pues contra lo que muchas personas creen el maltrato no es sólo físico ya que existen muchos casos en que los daños psicológicos son mucho más graves, ocasionando secuelas que pueden perdurar a lo largo de toda la vida de estos menores.
Otro concepto que resulta vital para la explicación en mayor profundidad de este tema es el de desamparo, que como señalaban en la exposición, puede producirse por:
Imposible ejercicio de los deberes de protección.
Según lo que entendí en clase, en este caso los tutores legales del menor cometen desamparo porque no pueden hacerse cargo de él por padecer, por ejemplo, una fuerte adicción a las drogas que les imposibilita el pleno ejercicio de la guarda y custodia.
Incumplimiento de los deberes de protección.
Este segundo postulado lo cumplen tutores que, sin padecer ningún tipo de merma, desatienden o maltratan a los menores. En la mayoría de los casos estas negligencias son voluntarias y ocasionadas, como por ejemplo, no administrar a los infantes alimento suficiente para su correcto desarrollo como medida de castigo.
Inadecuado cumplimiento de los deberes de protección.
Por último, y siempre según comprendí durante la exposición, se produce un inadecuado cumplimiento de los deberes de protección cuando por cualquier motivo ajeno a los tutores, o no, las necesidades del niño no se encuentran cubiertas a cualquier nivel.
A continuación se presenta una primera clasificación de las tipologías de maltrato:
Maltrato físico.
Negligencia o abandono físico.
Maltrato y abandono emocional.
Abuso sexual.
Todos estos tipos de maltrato desembocan en unas consecuencias que pueden dejar secuelas para toda la vida en el menor. Por ello, resulta de vital importancia detectar los posibles casos de malos, realizar una primera intervención que puede implicar la retirada de menores, para a continuación trabajar directamente con los posibles menores en desamparo esperando que le queden las mínimas consecuencias posibles.
Una vez realizado un breve resumen de los puntos que considero más importantes de la exposición que realizaron nuestras compañeras Rocío y Beatriz, pasaré a comentar el tema a través de la noticia que aparece a continuación y que se encuentra en estrecha relación.

La Delegación Provincial de Salud y Bienestar Social tenía el año pasado a 408 niños bajo su protección
La espera para una adopción nacional supera los ocho años

La Junta asumió el año pasado la protección de 408 menores que se encontraban en situación de riesgo y desamparo en la provincia de Albacete. Cuadros complicados, marcados por la pobreza, las drogadicciones, la enfermedad o la marginación llevaron a la Administración a pensar en el futuro de estos niños como si de sus hijos se tratara, ayudando y vigilando a las familias en 129 casos y dejando a 279 niños en acogida, bien con los parientes más cercanos o con familias voluntarias. Si en el año 2005 Bienestar Social asumía el cuidado de doscientos niños, esta cifra alcanzó el año pasado los 279 desamparos.
Un menor acaba bajo la protección de la Administración, en este caso la Consejería de Salud y Bienestar Social, cuando la propia familia, la escuela, el hospital o los centros de salud dan la voz de alarma. Inmediatamente entran en escena los servicios sociales de los ayuntamientos, que serán los encargados de estudiar las circunstancias del niño.
Si se constata o sospecha que el menor está en situación de riesgo, el caso pasa al Servicio de Familia, donde se elaborará un plan de actuación para tratar de normalizar la situación del menor, en principio, en su casa. Si finalmente lo que se decreta es una situación de «desamparo» es la Junta quien asume la tutela.
La delegada provincial de Salud y Bienestar Social, Angelina Martínez, recordaba que siempre hay casos de padres que no saben, no pueden, no quieren atender y proteger a sus hijos o, simplemente, no existen.
Se dan decenas de circunstancias. Los padres pueden ser demasiado jóvenes para afrontar una paternidad; pueden sentirse incapaces por una ruptura dolorosa, así como se puede dar la circunstancia de que hayan fallecido, desaparecido o sufran una enfermedad. Los problemas mentales, las drogodependencias o el hecho de que uno de los cónyuges esté en prisión puede ser el detonante que sitúe al niño en una situación de «desamparo».
Fundamental
La clave está en que todo menor «tiene que estar atendido». Cuando se asume la tutela, la Junta debe buscarle al niño un sitio donde vivir en las mejores condiciones. Como medida de emergencia, se le deriva al centro Arcos Iris, donde permanece hasta que se le busque otra solución. Aquí se acoge a menores de 0 a 18 años, durante breves estancias de tiempo. El centro, que está en Albacete, dispone de doce plazas para adolescentes y 18 para los más pequeños. La idea es que responda a una acogida inmediata, no programada.
Otro recurso son los pisos u hogares tutelados, que tratan de simular el entorno familiar. Aquí cinco o seis niños conviven en un piso normal con educadores. Para esta fórmula, la Delegación dispone de diez pisos con noventa plazas que en estos momentos están al completo. Está medida está pensada para que los menores estén hasta que encuentren un proyecto de vida, es decir, hasta que sean capaces de organizar su independencia o sean independientes económicamente. Aquí la Junta actúa como lo harían sus padres, buscándoles alojamiento y facultad si lo que quieren es estudiar una carrera o supervisando su formación profesional. «No saldrán del piso hasta que les busquemos la salida más normal y proporcional a su edad y situación», subrayó Martínez.
Para los que no están en un piso, sobre todo para los más pequeños, existe la acogida. Los niños pueden quedarse con familiares como los abuelos, con el apoyo de la Administración. Si no es oportuno dejarlos en manos de los parientes más cercanos o si no existen, está la posibilidad de recurrir a una familia ajena, que surge de una bolsa de padres voluntarios formados por Bienestar Social. En cualquiera de los casos, prima el bienestar del menor por encima de todo, por lo que la predisposición de los más allegados no es suficiente.
Mención especial merece el caso de las familias acogedoras ajenas al niño, ya que se trata de parejas que, de forma voluntaria, «dan su cariño, su tiempo, su casa y su comida», integrando al menor como si de uno más se tratara, asumiendo que no es una adopción sino una acogida temporal, hasta que el niño pueda regresar con sus padres o lo adopten. El año pasado cuarenta niños tuvieron un hogar gracias a esta fórmula.
La delegada explicó que todo el proceso se lleva, de acuerdo con la Ley, pero aportando a las normas tacto y coherencia. No se separa a los hermanos, aunque si se trata de más de siete niños, se les puede agrupar por afinidad en el caso de que no sea posible que permanezcan juntos.
Argumentos
El número de menores en situación de riesgo o desamparo aumenta y la inmigración no está detrás de estas cifras, circunstancia que Bienestar Social no considera positiva. Se da la situación de que las nuevas culturas que han llegado a la provincia tienden a ocultar sus problemas para no dejar a sus hijos en manos ajenas. Esta circunstancia da lugar a que, en ocasiones, los niños pasen las mismas calamidades que sus hijos sin que la Administración, por puro desconocimiento, pueda acudir en su ayuda. No obstante, Martínez recordó que la Junta «está muy encima, ofreciendo recursos puntuales como la guardería de vendimia».
Dentro del abanico de recursos para proteger a los menores está la adopción. Aquí prima el derecho de niño, según subrayó la delegada, a tener un hogar definitivo y la mejor de las familias. Aquí, la Delegación ha visto un descenso significativo en la demanda de adopciones internacionales y un incremento en las adopciones nacionales. Martínez cree que este cambio se debe a que el gran número de parejas que esperaban adoptar en el extranjero ya lo consiguieron, así como a las trabas que están poniendo países como China. Aumenta la demanda de la adopción de niños nacidos en Albacete, pero no porque resulte más sencillo que la internacional, ya que la espera media es de ocho años.
La delegada quiso destacar que, aunque ella no ha presenciado ningún caso de abandono por parte de los padres adoptivos, sí que se producen rechazos y situaciones que dan lugar a intervenciones puntuales de la Administración, sobre todo cuando los niños alcanzan la adolescencia. En este punto, incidió en la importancia que tiene que los padres les hablen de sus orígenes para que construyan su identidad.


Comentario personal
La principal razón por la cual he elegido este artículo es porque de manera amena y clara nos resume a la perfección todos los pasos que se dan en la intervención con la familia y con el menor.
Sin embargo lo que más me ha llamado la atención es el titular: 408 niños en tutela de la administración. Como gran desconocedora del tema no puedo saber si se trata de una cifra baja o alta, pero como persona me resulta impactante que haya cientos de niños en desamparo. Analizando la situación lo más objetivamente posible concluyo que, para que se dé este número tan elevado, puede ser propiciado por varias razones:
Excesiva protección por parte de la Administración Pública que se encarga de realizar retiradas de tutela a los tutores de los menores bajo la menor sospecha, sin emplear otro tipo de intervenciones intermedias.
Mayor visibilización de la problemática de los malos tratos a menores. Con una ley del menor que los ampara ampliamente. Conjuntamente con una planificación cada vez mejor de la Administración Pública que permite un adecuado desempeño profesional de sus empleados.
Los anteriores postulados conforman mi hipótesis personal, si bien, considero que la primera es una opinión generalizada de la población que desconoce todos los pasos anteriores a la retirada de un menor. A menudo, se piensa que las actuaciones son insuficientes o que a la mínima de cambio se retira la tutela de un niño. Sin embargo, como vimos en el seminario de las E.T.F. la intervención directa con todo el núcleo familiar es muy variada y extensa en el tiempo. Intentando trabajar siempre en el sentido de la normalización del conjunto de la familia, tomando medidas drásticas (como la retirada del menor) sólo en circunstancias graves donde la integridad del menor corra serio peligro. No obstante, cuando se han producido o se producen dentro de la familia episodios de cualquiera de los tipos de maltrato mencionados con anterioridad, personalmente, justifico todas las medidas pues lo principal en estos casos es preservar la integridad física y psicológica del niño, así como su normal desarrollo. Por ello, pienso que con este tipo de casos intentar la reinserción de nuevo en la familia se hace complicada pues el proceso de concienciación hacia el no maltrato es complejo y no siempre efectivo pues suelen darse personas que han interiorizado sobremanera la violencia. Además, se puede poner en peligro la vida del menor.
Por otro lado, como se ha comentado en el segundo de los puntos, la visibilización del problema hace que cada vez más sean las personas que se interesan por este tipo de datos, logrando ampliar las miras de muchos sectores de la sociedad que permanecían ajenos a toda esta problemática.
Por tanto, creo que a mayor difusión social de este tipo de casos mayor concienciación estaremos creando en todas las capas de la población, favoreciendo que cada vez sean más los casos que salen a la luz a través de un vecino o familiar que denuncia, por ejemplo. El objetivo último de todo esto debe ser: la protección al menor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario